El segundo día de nuestro viaje lo pasamos completamente en la localidad de Trevignano Romano, donde estaba situado nuestro apartamento en la rivera del Lago Bracciano. Nada más amanecer, tuvimos que ir al supermercado más cercano para comprar todo lo necesario para hacer los pures de las niñas y sus papillas de frutas. Cómo el apartamento tenía cocina y nosotros nos habíamos llevado nuestra batidora, solo necesitábamos los ingredientes para preparar su comida y así evitar que nuestras hijas de 11 meses no se nos echaran al cuello muertas de hambre.
También tuvimos que acercarnos al banco más cercano para sacar dinero en efectivo: En el Appartamento Sabatinus no aceptaban tarjetas de credito (no venía indicado en ningún sitio en booking). Afortunadamente no nos cobraron comisión por sacar dinero.
A media mañana nos fuimos a visitar tranquilamente Trevignano Romano, una bonita localidad con vistas al lago que realmente merece la pena conocer. El centro del pueblo esta muy bien conservado, hay muchos restaurantes e incluso puedes ver cisnes en medio del lago… todo bastante idílico, sobre todo si además te hace un día espléndido.
Despues de dar un paseo por el borde del lago, encontramos un restaurante que queremos recomendar: platos muy baratos y realmente buenos de comida típica italiana con un toque moderno: Di fronte. Sin saberlo nos habíamos metido en el restaurante más recomendado de la localidad en el portal Tripadvisors. De lunes a viernes tienen determinados platos del menú a solo 5 euros. Espectacular.
Por la tarde visitamos la heladería más famosa de la localidad, Lago Gelato: un dueño amabilísimo, que tambien tenía gemelas, nos explicó todos los sabores que teníamos a nuestra disposición. Realmente ricos, para repetir una y otra vez.
Con peques, al anochecer, nos fuimos pronto al apartamento y cenamos allí. Es lo que tiene viajar con niños pequeños.
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