El sexto día de viaje por Roma y Nápoles lo dedicamos a ver Herculano, uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes que hemos visto.
Si hubiéramos viajado solos sin niñas, probablemente habríamos visto el mismo día Pompeya y Herculano. En todos los foros recomiendan visitar por la mañana Herculano (se visita sin problemas: nunca hay mucha gente), y Pompeya por la tarde (hay menos gente que por las mañanas). Como no era nuestro caso, dividimos la visita en dos días. Lo único malo, es que teníamos que volver a atravesar la maldita carretera entre Sorrento y Nápoles. Cada día la teníamos más cariño.
Salimos un poco antes por la mañana, y la verdad es que tardamos algo menos en llegar a Herculano que el día anterior a Pompeya (están muy cerca). Afortunadamente, este yacimiento esta mejor organizado: hay un parking inmenso al lado de Herculano que te da acceso a las ruinas (no es muy caro), y la zona estaba mucho más tranquila que en Pompeya.
Herculano es sencillamente espectacular. Es una zona arqueológica mucho más pequeña que Pompeya, esta realmente bien conservada y se puede recorrer en una hora aproximadamente. Puedes pasar con carritos de bebé. La zona del embarcadero con los cadáveres apilados es impresionante y te deja una sensación de congoja que no te esperas. Realmente impresiona ver como la gente se apilo toda junta en su intento de huir de la explosión del Vesubio.
La visita fue mucho más tranquila, con menos gente y sin tanto agobio. Sobre las 13:00 decidimos volver a Sorrento, pero antes paramos en un excelente restaurante con vistas al Vesubio que se encontraba pegado a la carretera que recorre la costa, Stone. No fue barato, los platos costaban de media 20 euros, pero mereció totalmente la pena. Sobre las 16:00 horas estábamos de vuelta en el apartamento. Pasamos de nuevo la tarde descansando en él.
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