El tercer día de nuestro viaje a Roma y Nápoles, y como ya conocíamos Roma capital, decidimos ir a Tivoli, una localidad a las afueras de Roma que tiene dos puntos realmente significativos: la Villa Adriana y la Villa d’Este dos enclaves turisticos realmente impresionantes que merece la pena ver una vez en la vida.
Por la mañana pronto, despues de dar de comer a las pequeñas, partimos en coche hasta Tivoli. En una hora estábamos en este pueblo, que la verdad, a primera vista decepciona un poco, pero que esconde estas dos maravillas. Las dos visitas se pueden hacer con carrito de bebé, sobre todo la Villa d’Este: hay muchas escaleras en el jardín, pero hay rampas para bajar con carritos. La Villa Adriana a lo mejor es más recomendable hacerla con los niños encima, pero se puede llevar el carrito si no subes a determinados lugares.
Dónde si puedes tener problemas con el carrito es en la zona antigua de Tívoli: de pronto te puedes encontrar con unas escaleras inmensas y realmente no hay muchas opciones para continuar.
Para comer en Tivoli recomendamos un sitio que encontramos también de casualidad: Vapoforno Plebiscito, un pequeño restaurante que tiene unas cuantas comidas a seleccionar y que es realmente barato. Solo había italianos en el local, una buena señal. Cada plato costaba unos 6 euros: pasta, ensalada, carne… todo buenísimo. Además tienen pastelería: hay que probar los cannolis.
Por la mañana visitamos Villa d’Este, declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2001, y una pieza maestra de la arquitectura italiana y del diseño de jardines. Sus fuentes son espectaculares. Despues de comer nos acercamos a la Villa Adriana uno de los más famosos complejos arqueológicos romanos con unos 30 edificios en una extensión de más de 1 kilometro cuadrado. Imprescindible. A ambos sitios lo mejor es llegar en coche. Podemos encontrar aparcamientos cercanos sin mucho problema.
Las niñas se portaron bastante bien en el coche y en las visitas, aunque a última hora de la tarde estaban ya un poco cansadas. Volvimos a Trevignano Romano sobre las 6 de la tarde y cenamos en el apartamento.
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